Caminos fragmentados

Como aventuras

La aventura es, sin embargo, por su carácter de aventura, independiente del antes y del después; sin

referirse a ellos marca sus propios límites (…). Es como una isla en la vida que establece su principio y su fin según sus propios criterios (…). En este punto se halla la profunda relación entre el aventurero y el artista, quizá también la inclinación del artista hacia la aventura. Porque, indudablemente corresponde a la esencia de la obra de arte extraer un fragmento de series continuas de la observación o de la vivencia, liberarlo de las conexiones con todo o situado aquí o más allá y darle una forma autónoma, determinada y sujetada desde un centro interno propio. Que una parte de la existencia, entrelazada con el hilo continuo de ésta, sea sentida como un todo, como una unidad cerrada, ésa es la forma que les es común tanto a la obra de arte como a la aventura.

George Simmel

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© María Jesús Velasco